En reuniones con tensión o confrontación, suelo repetirle a mi equipo que siempre existen a lo menos dos visiones, dos perspectivas, dos historias, dos versiones. La clave rara vez está en demostrar quién tiene la razón absoluta, sino en aprender a encontrarnos en un punto intermedio.
Para explicarlo, uso una dinámica muy simple: dibujo un número en una hoja y lo coloco frente a la persona. Para mí es un 6, pero para quien está sentado al frente será claramente un 9. Ambos tenemos razón… y al mismo tiempo ninguno la tiene del todo.
La salida al conflicto no está en imponer mi 6 ni en aceptar ciegamente el 9. La solución surge cuando ambos cedemos: quien ve un 9 debe estar dispuesto a bajar uno, y quien ve un 6 debe subir dos. Solo entonces llegamos a un 8 compartido, un punto de equilibrio que no es perfecto para ninguno, pero que permite avanzar juntos.
En un mundo laboral cada vez más dinámico, donde conviven distintas generaciones, estilos y prioridades, negociar desde la empatía y la flexibilidad es una habilidad esencial de liderazgo. Resolver conflictos no es ganar discusiones; es construir acuerdos sostenibles que fortalecen la confianza y la colaboración del equipo.
La próxima vez que estés frente a un conflicto, recuerda: quizá para ti sea un 6 y para el otro un 9. La pregunta no es quién tiene razón, sino qué número están dispuestos a construir juntos.
#liderazgo #trabajoenequipo #resoluciondeconflictos #comunicacionefectiva #empatia #culturaorganizacional
